3 de octubre de 2012

Hace un año, River descendía a la primera B Nacional, el fantasma del descenso se hacía realidad y River, mi River, sufría la peor de las pesadillas. La situación explotó ese domingo, pero la debacle empezó mucho antes. Las últimas tres temporadas previas al descenso habían sido desastrozas. Las causas fueron infinitas: pésimas gestiones desde lo dirigencial, una mala política de inferiores, errores a la hora de comprar jugadores, los hechos de violencia dentro del club, el gravísimo deterioro en lo futbolístico y otras tantas razones que generaron un combo letal.
 ¿Qué te hicieron River? ¿Qué nos hicieron?
Al fin volvimos a primera, y siento un desahogo inmenso. Esa tristeza infinita que vivimos hace un año fue mutando hasta transformarse en orgullo. Gracias a los jugadores por poner el pecho en el momento más crítico en la historia de River, gracias Almeyda y gracias a la gente.
Hoy soy más hincha que nunca, y eso no me lo quita nadie.
El descenso va a ser una mancha que se va a ir borrando con cada abrazo que nos demos. Estoy segura de que el ascenso es un alivio para volver a ilusionarse con recuperar la gloria perdida. Hay que volver a la esencia de lo que es River. De lo que estoy segura es que
 la pasión de los hinchas no conoce límites, y eso me pone la piel de gallina.